sábado, 17 de noviembre de 2012

Filosofía del trabajo

Miraba a mi alrededor
y solo veía almas atormentadas
por el trabajo.
Nada era acogedor
todo una convulsión desatada
de arriba abajo.

Y me sentí culpable
de no atormentarme mi trabajo,
de instalarme en la risa.
Y pensé: “No seré rentable.
Debo anunciar mi fracaso
Y empezar mi prisa”

Sí, eso es, correré por pasillos
y me estancaré en las oficinas
con un gesto serio,
propuestas escritas en papel amarillo,
donde despierte de los rectos su envidia
serios y ordenados escritos.

Haré largos y farragosos memorándum,
restregaré mi rectitud a los compañeros
que como yo andan divertidos por el trabajo.
Seré único entre los humanum,
para mis jefes subiré verdaderos enteros,
y de mis compañeros un ejemplo sagrado.

Empezaré mañana, ya que hoy
desaté mi risa, con el juego,
y no puedo dar fin a su fin.
Después de la última risa diré: “Soy
un hombre recto casi nuevo
y mi trabajo me hará libre al fin”

Adolfo Lisabesky
 


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