domingo, 5 de mayo de 2013

El melocotonero

Tiene el alma crecida
este melocotonero,
aunque sus frutos en seis años
no calmaron mi sed
y desconozco su dulzura.
Nacido de un melocotón
de las alturas caído,
que el cielo riega
que la tierra acoge.
Apenas un torpe jardinero
aparta de su tronco un jazminero,
unas gotas de lluvia fresca,
unos rayos de sol generoso.
Sin cuidados y pareces cuidarme,
veo el árbol y veo a mi padre,
ciudadano y agricultor
anciano y tirador
de huesos de melocotón.

Adolfo Lisabesky


2 comentarios:

  1. La naturaleza nos hace este tipo de regalos, que no todos saben valorar, un abrazo poeta.

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