Conocen mis amigos de la antigua
Alejandría,
el camino a la plaza Tahrir.
Saben los españoles lo que querían
al llegar a Sol en pleno Madrid.
En la plaza Sintagma se reunían
mis queridos griegos de diez mil en
diez mil.
Pasan los años, camaradas,
Pasan los años, camaradas,
desahucios, robos e imposturas.
El tiempo es nuestro, suya la maza,
pero a cada golpe muestran sus fisuras.
Veo de que están hechas sus armas.
Amasijo resulto de cuerpos sin almas,
perdida memoria, muerta en la tortura
de un sistema que engorda y nos aplasta.
Adolfo Lisabesky
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