lunes, 4 de mayo de 2020

Greguerías

 I
Climalit haz de mi
viejo recuerdo
nula presencia rota.

II
Las horas sin minutos
ocupan la mar
de los abrazos del sol.

III
Besar en las espinas
restos del tiempo
ahogan la tristeza.

IV
La pasión es el lugar
donde las vidas
acostumbran, al fin, caer.

V
Las sombras se alargan
si la luz duerme
a los pies de las almas.

VI
La mirada como huida
 tan misteriosa
que camina sin temor

VII
Túmbate a mi lado
cerca mi dolor
haz de él una fiesta.

VIII
Resuelve los misterios
sin ningún  temor
al vértigo del vacio.


IX
La nube amenaza
constantemente
la calma de mi ropa.

X
Unidad de medida
del rio sus curvas
en el amor sus besos.

XI
Oír romper unas olas
en el malecón
suenan como  fin del mar.

XII
Si despierta el verso,
susurra amor
y  que vuelva a dormir.

XIII
Cantaba Dios a los pies
de nuestra cama
cuando perdí su favor.

XIV
Tanto mirar al monte
hizo del ciervo
la sombra de lo que fue.

XV
Contiene la cordura
unas mentiras
que advirtió el loco.

XVI
La pisada certera
los dias iguales
la sonrisa del hastío.

XVII
Silencio abortado
por ese ruido
diletante, la vida.

XVIII
Tamaño es nuestro sol
que caben en él
los astros del recuerdo.

XIX
Distante, invisible
es la tristeza
si prestas tu sonrisa.

XX
Los jabalíes visitan
en nuestro Paseo
las sobras del silencio

XXI
Del sí hay que quedarse
con su apuesta
por todos los caminos.

XXII



XXIII
Superar mi último
haiku es casi
como traducir la mar.

XXIV
Desde un paso luce
la infinita
levedad del camino.

XXV
En sesenta segundos
hay un minuto
caído, recién nacido.

XXVI
Si se miraran los dos
alguien tendría
de ellos, tomar sus manos.

XXVII
Apuntes para el viaje:
locura, pausa
y destino perdido.

XXVIII
La luna se esconde
tras las cortinas
de todas las viviendas.

XXIX
Después de la paciencia
repta inquieta
la ausente serpiente.

XXX
A menudo los besos
sueñan que bailan
locas danzas de amor.

XXXI
En un haiku caminan
cien poemas, amor,
búscalos en sus tripas.

XXXII
Si tientas en la niebla
nuestra infancia
pon migas tras tus pasos.

XXXIII
Me recuerdo en tu vida
como en la mía
a un paso de vivir.

XXXIV
Anónimos desiertos
duermen pacientes
mientras soñamos con Dios.

XXXV
El color del destino
 un arco iris
cargado de laxitud.

XXXVI
Doliente es la noche
que ha soñado
otros amaneceres.

XXXVII
Silente casi muda
irreverente
en su mirar, la ira.


XXXVIII
El techo trasparente
de la tormenta
cobija a los locos.


XXXIX
Es su triste destierro,
la armadura
rota, inerme llora.

XL
Tú pisarás mi hombro
sin tonta piedad
con el hielo de tus pies.

XLI
Las estrellas discuten
su forma de caer
sobre nuestras cabezas.

 
XLII
Cuento doce docenas 
las siete partes
del día indivisible

XLIII
Trepa raudo el rencor
por las entrañas
y el corazón llora.

XLIV
Lanzado al vacío
acantilado,
mi piel gruñe al miedo.

XLV
El viscoso lienzo se
defiende torpe
de mis crueles brochazos.

XLVI
Desnudo, nada sobre
él, ligero, más
ligero que el sueño.

XLVII
Rebrotan los gráficos
mientras los virus
se mofan de las curvas.

XLVIII
Si caminas tu eres
 si eres podrás
regresar al camino.

IL
El fin del día
coincide con el cierre
de tus párpados.








sábado, 25 de abril de 2020

Poemario desde una cuarentena



Desde la plaza de toros no se oye el rumor del mar,
aunque las olas cumplidoras me saluden a diario:
- A las veinte horas, las veinte horas de la noche-
Mi piel ya no es tu piel,
pronto olvidaré sus secretos.
Incluso los pájaros ahogados de primavera
permanecen fieles a la cuarentena.



Por la mañana me asaltan a diario las estrellas
que no alcancé la noche anterior,
y vuelve el coro a cantar la misma melodía.
A sorbos bebo los minutos,
que son devorados por los segundos.
Ahora que todo es poesía,
que no hay nada mas que la lírica,
mis versos tienen que cumplir con la cuarentena.

La vida, es la bella durmiente.
Los enanos, intentan sacar de la mina
más higiénico papel,
y el príncipe vendrá con un martillo
para doblegar a la maldita curva.

23/03/2020


El libro dejará caer sus hojas a tiempo,
siempre y cuando no te adelantes
                               al otoño.

31/03/2020

¿Y si el virus fuera la sal
y nosotros la estatua?
Mirábamos demasiados y demasiado
                                      a Sodoma.
El motor inmóvil no deja de alcanzarnos
                                 con su ironía.


1/04/2020

Elegía

Cuando un poeta se va,
riman el mar y el viento en su funeral.
Cuando un poeta se va,
cantan al alba las estatuas de sal,
Cuando un poeta se va,
las alas de mariposa no se quieren posar.



¡Qué gran poeta en España!
¡Qué gran cantante en la plaza!
¡Qué dulce con los desvalidos!
¡Qué fuerte con los corruptos!
¡Qué tierno con la Belleza!
¡Qué deslumbrante en el ateneo!
¡Qué radiante en todas sus canciones!

Aute o la Belleza
5/04/2020

Cuenta hasta cuarenta cuarentenas,
deletrea los días que nos quedan.
Repite los ridículos pensamientos
enumera tus sueños mas sedientos.

Miénteme hasta que te crea,
créeme hasta que te mienta.

Dispara las balas que guardaste,
vacía las latas de la despensa.
Haz mascarillas con todas las telas,
sueña por encima de este desastre.

Miénteme hasta que te crea,
créeme hasta que te mienta.

6/04/2020

Indecente, su mirada era indecente.
recorría mi cuerpo como si fuera mi alma.
Escrutaba mis manos como si fueran mis versos.

Indecente, su palabra era indecente.
Hablaba del mar como si fuera mi sal,
Gritaba sus males como si fueran los míos.



Indecente, su piel era indecente.
Abrazaba como si fuera a venir una pandemia,
besaba mis labios sin dar paso a la palabra.

Indecente, todo ella era indecente.

8/04/2020

¡Que remedio! nos gritamos los vecinos.
En mi barrio se aplaude mucho mejor
que en dounin estrit,
pero las palmas de Boris
resuenan en EEUU con las de Tramp.
Aprendieron a tocarlas en la peluquería.



¡Qué remedio, vecino! ¡Ya queda menos!
y me cuentan un cuento trovado de Palomares.
Aquella bomba que cayó y no explotó.
Un día menos, o un día más,
depende si cuentas o descuentas.

Hoy escuché a Casado "el doliente"
a Abascal "el iracundo"
y a una mujer menuda que hizo callar
al camoto lanzador de huesos de aceitunas.
Es lo que tiene la cuarentena,
se agotan las series de calidad.

9/04/2020

Al virus del coronavirus
le gusta las funciones exponenciales.
Fernando Simón ha hecho más por las funciones
que todos los libros de texto que he leído.

La geodésica es el camino mas corto
                                entre dos puntos.
La linea recta es tangente a la geodésica.
La tangente es por donde se salen los mediocres.

A los virus les molesta nuestra cuarentena,
pusieron todas sus esperanzas
en nuestra enfermiza sociabilidad.
Hoy un virus no aguantó más
y se lanzó de la mesa al suelo.

El coronavirus no sabe vivir sin nosotros.
¿Habrá un Fernando Simón entre los virus?

Espero que no.

10/04/2020

Ding, dong, una nube en el paraíso
toc, toc, trapos sucios en el vestidor.

Si cantas hacia arriba, la melodía
                  caerá sobre tu cabeza.

Ding, dong, no me quedan enciclopedias,
toc, toc ni cartas en tu buzón.

Para bailar hacen falta dos,
dos que sepan bailar.

Ding, dong, los lunes a la sombra,
toc, toc, los martes igual.

¿Dónde están mis amigos?
Cada uno en su casa
y Dios en la de todos.

12/04/2020

Hubo un tiempo en que se podía besar,
y no besamos lo suficiente.

Hubo un tiempo en el que se podía viajar
y no viajamos lo suficiente.

Hoy vacías las calles
tiemblan los besos,
que no nos dimos.
Las fotos de los viajes
que no hice,
gritan desde el álbum
que no edité.

De ese tiempo a esta parte,
tintinean en el aire el alma
de los abrazos que se perdieron
                       en el intento.

12/04/2020

Cuando volvamos a vernos
tú y yo no seremos los mismos,
tendremos el trasero mas limpio,
al menos mas respaldado
por la cantidad ingente de papel higiénico.

Tu sonrisa tan hermosa,
escondida tras una mascarilla,
desaparecerá el hoyuelo,
la compasiva expresión de tu rostro.

El caluroso abrazo a tu llegada,
será sustituido por unos torpes
gestos de aprecio al vernos.

¿Hasta cuando podremos aguantar
sin arrancar de nuestros protocolos
los disfraces que hicieron amainar
la terrible epidemia de nuestros días?

24/04/2020



Adolfo Lisabesky ( En mis tiempos no podíamos ni abrazarnos)

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