Y con este van quince
años,
aunque nosotros llamamos
cursos.
Y hace quince que paré el
reloj,
atrapado hasta convertirme
en lo que soy, un viejo
profesor.
He cantado, bailado, dado
discursos,
resuelto ecuaciones,
desatado bostezos.
En algunas clases al salir
pensaba,
“Lo hice y no se dieron
cuenta”
De otras pensaba,
desconsolado:
“¿En que momento
equivoqué mi trabajo?”
En su miradas he visto el
mar de los sueños
lo cerca que se encuentran
las utopías,
He herido y he sido
herido.
He hecho soñar y soñado.
He sido primero, el moreno
luego el de las canas
incipientes,
ahora el de la incipiente
calvicie
mañana el calvo de mates.
Siempre un inquietante
profesor.
Y con este van quince
años,
con sus ciento treinta y
cinco meses.
Y todavía entro a clase
tímidamente,
dejándome llevar por las
edades del ayer,
viéndome retratado en su
ser,
porque yo fui el Antonio
preguntón
La Elisa desatada
El Abraham que mira por la
ventana,
Sara que espera el recreo
y Luis que anda
desgranando sus deseos.
Los veo y me veo, entre
ellos
crecí y en frente
decrecí.
Días de sueños y
pesadillas.
Adolfo Lisabesky
A Nicanor Parra lo descubrimos juntos compañero, y conociendo su poesía y conociéndote a ti, era seguro el encuentro entrambos,
ResponderEliminartarde o temprano....pero me halaga que en su descubrimiento me recuerdes a mi. Un fuerte abrazo y bello poema, que Adolfo cada vez le da mejor a los versos.:-)
Para mi Nicanor siempre tendra el sabor de Luis. Un abrazo
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