Ya hace muchos días
que no te miro a los ojos.
¿Son las mismas tus pupilas?
¿Son inocentes tus sonrojos?
De soslayo no los distingo,
no soy capaz de comprobar
si aquellos ojos que el niño
descubrió, mirando el mar,
son los que ahora alojan nieve.
¿Mudaron tus ojos, niña?
¿Dónde encontraré cobijo?
Dime, ¿Cómo te sientes?
Perdí el sentido, no distingo
el mar del hielo, la muerte de la vida.
Adolfo Lisabesky
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