Quisiera hacer un poema pequeño,
tanto que nos viera sin verlo.
Que de sus letras no distinguiera
las vocales, el cielo de la tierra.
Eso quisiera, saber entrar por los
poros
sin atropellar, con humildad, en
silencio
y una vez dentro tocar el fondo.
Medicina, pócima sincera, fugaz
remedio.
Pero no salgo del cuarteto,
encerrado en esta habitación,
en el laberinto de mis recovecos,
perdido en el mar en perfecta disolución.
Y aunque estos cuatro cuartetos,
,dieciséis versos con métrica loca,
sean perros lazarillos, guías
perfectos,
volveré a encallar en la misma roca
Adolfo Lisabesky
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