Un día entre muchos
paseaba ufano por la calle
y cayó encima de mi talle
un árbol con todos sus frutos.
Al instante grite ¡Ay!,
del susto la hache huyó
calle arriba, se escondió,
al rato volvió : “Hay
mucho bruto” La hache gritó
Y aunque muda, bien se chivó,
señalando con su dedo, “Ahí,
está el chimpancé que la fruta
derribó”
Deduje que la hache, cobarde,
no era letra de fiar
melindrosa y poco tenaz.
Es por eso que yo, escribo tan mal.
Adolfo Lisabesky
Muy simpático y agradable tu poema tocayo.
ResponderEliminarGracias Tocayo, no soy muy respetuoso con la ortografía intenté vengarme.
EliminarMe recuerda al genial Jodoroswki y su ejercicios para convertir, invertir la realidad.
ResponderEliminarSí, de él sigo sus trabajos en comic con Moebius, verdaderas locuras, genial.
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