Observador
Suenan lúgubres los
tambores,
pum, pum, pum
mientras unos niños
buscan
por debajo de los
capotes
el secreto de las
procesiones.
Marchan descalzos
los penitentes,
pum, pum, pum
juegan al futbol
con bolas de papel
unos infantes
aficionados
al juego,
se divierten sin
pudor.
La tropa de
autoridades
pum, pum, pum
muestran al vulgo
sus dignidades
sin guantelete,
austeros y eclesiásticos
se procesionan sus
majestades.
Jesús a lo alto de
una cruz
sigue solo y
clavado
desde hace más de
XX Siglos.
Adolfo Lisabesky
(con el permiso de
Labordeta)
"Habrá un día
en que todos al levantar
la vista únicamente veremos miseria"
Adolfo Lisabesky
Se inventó un
hermano
Toca a las puertas
de mi casa
la Primavera:
- ¿Está el poeta?
- No, salió en
busca de versos.
- ¿Sabe usted si
volverá pronto?
- Tardará si se
cruza con su hermana.
- Mi hermana la
trompetera, anda bailando por los caminos.
Yo voy buscando por
las madrigueras a los poetas.
- Cansado de
esperar en casa, metió en un hatillo
su traje de
marinero, y salió en busca del mar
y de las
primaveras.
- Pues mire aquí
estoy en busca de los poetas malditos.
- Entonces ustedes
se equivocan pues Adolfo lo que es,
es un maldito
poeta.
Adolfo Lisabesky
Yo confieso
Y sueña el mar con
la costa,
las olas con el viento,
los dolores con el
sufrimiento.
Cantan las gaviotas
a ritmo de sal,
los abedules bailan
al son de un levante,
y en tu pared muere
la cal.
¿Por qué quiere
tu voz
sobreponerse al
ruido?
Adolfo Lisabesky
Cavernícola
¿Qué ocurriría si
me internase en una gruta profunda y oscura?
De la luz un recuerdo,
de las voces
remedos,
y todos los olores
olvidados.
En su lugar las
moscas
y yo, o yo.
Ellas íntimas
enemigas
y yo un sujeto del
que no debes
confiar.
Por un grieta caen
viandas,
y recogen mis
excrementos.
Todos son sombras,
gracias a la ínfima
luz de una linterna,
sería el
esperpento vivo de Platón,
la envidia de un
profesor de filosofía
y al salir el
entrevistado perfecto
de una
inquisitorial periodista.
Adolfo Lisabesky
Feología
Se pasea por las
guerras,
se distrae en los hospitales,
incluso lo han
visto en los patios
de los colegios.
Es idéntico en
cualquier parte del mundo,
tiene los mismos
dientes
y da los mismos
mordiscos.
Reparte su viscosa
alma
por todas partes
y da los mismos
abrazos
porque sus brazos
son los mismos.
Sigiloso y
persistente es el profeta
que nos advierte de
nuestra fragilidad,
que nos conmina a
volver a los pies del padre.
Así se presenta
sin aviso:
El dolor.
Dios, apóstol y
testigo de Fe
en todas sus
manifestaciones.
Adolfo Lisabesky
Tan vivo, tan
muerto.
¿Qué crees que no
te oigo?
Son tus pisadas bombas
tu aliento gases
asfixiantes,
y aún piensas que
eres imperceptible.
Miro de reojo y te
veo,
atento escucho tus
susurros.
Editor de frases
con escuadra
y cartabón,
te perfumas
segundos antes
de emitir tus
flatulencias.
Son tus mierdas
ordenadas
y con olor a
Cristian Dior.
Crece la vida a tu
alrededor,
pero a tí te da
igual,
Tú todo lo
quieres, tu paciencia es infinita,
tienes en tu poder
toda la eternidad.
Adolfo Lisabesky
Vividor.
Vivirme, eso es lo
que quiero, vivirme.
Gota a gota depurar la vida,
ojear los paisajes
reconocer todos los
olores,
comer de todas las
fuentes
y beber de todas
las botellas.
¡Vivirme! Sin
temor, sin prisa, sin rencor.
Dejar en manos del
destino
las formas y
maneras de las adversidades,
para preparar el
camino por donde
merezca la pena
vivirme.
Adolfo Lisabesky
Fantasmas.
Yo no fui,
yo no estaba,
yo nunca nada,
todo fue un sueño,
una invención del
subconsciente,
una sombra,
que no merece la
pena recordar.
Adolfo Lisabesky
A Antonio
..Hablaré hasta
quedarme afónico,
entonces aprenderé
el lenguaje de los signos
y hablaré con mis
manos
hasta quedarme
manco.
Aun así, hablaré
por los ojos,
hasta perder la
vista.
Cuando quede mudo,
manco y ciego
hablarán mis
cicatrices por mi.
Adolfo Lisabesky
Pausa.
Si se interrumpe mi
voz,
piensa amada mía
que los vikingos
atracaron Normandía.
Si doy por
finalizado mi libro,
piensa querido mío
que fue un giro
inesperado del destino.
Si mi cuerpo se
desalma,
piensa querido
perfume
que sigo vivo en
una nube.
Adolfo Lisabesky
Marinero en dique
seco.
Rema marinero, rema.
No esperes al viento
ni confíes tu
movimiento
al motor de una
sirena.
Rema grumete, rema.
De proa a popa en
el ritmo
silencioso de una
barca serena
que espera de tí
su brillo.
Rema Capitán,
rema.
No olvides que
fuistes grumete,
y que en esta barca
sin velas,
tu peso no puede
ser un cuerpo inerte.
Boga, boga, no
desfallezcas
si arribar a una
playa desierta
deseas.
Adolfo Lisabesky