Ayer me encontré besando un sueño,
mis labios, físicos ellos,
intentaban atrapar el aire.
El sueño, etéreo él, me hizo un
desaire.
Hoy me desperté abrazado a la
almohada,
y no hubo restos de sábanas mojadas,
sólo arrugas en su cara suave,
planchada,
que en mis delirios, acariciaba.
Esa noche no fueron tus manos,
exploradores ávidos de conocimiento,
ni las mías culpables de tu
estremecimiento.
Al despertar quise hacer del sueño
realidad,
transformar la realidad en un sueño,
pero el vértigo silbó y todo fue
tempestad.
Adolfo Lisabesky
Bonito... poema , ¿Los que firmas como "Adolfo Lisabesky" son tuyos no?
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Mery. Sí, firmo bajo ese seudónimo. Saludos
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