Del día de la poesía ni se acuerda.
Hoy no es el día de la poesía,
no, no lo es.
Menudo timo el día,
y menudo timo la poesía.
antes al menos se ponían una pajarita
hoy en día no hay quien los distinga.
Usted mismo pudiera ser un poeta,
no es necesario ser gentil hombre,
ni altruista persona.
Pudiera ser un genocida, un imbécil
o simplemente ser
el oscuro portal por transitar.
Los hay truhanes intensos y preparados
en las académicas instituciones de poesía,
a medio camino entre matemáticos y costureros.
Luego están los truhanes de medio pelo
entre los que humildemente me encuentro.
Nosotros no contamos sílabas,
ni siquiera
contamos.
Ya bastante conté en mi niñez
bajo una gruesa regla de madera.
Basta con engañarnos, suponernos poetas
pensarnos herederos de Homero.
Y dejar caer los versos
como suaves hojas de otoño.
Adolfo Lisabesky
Marinero en mar.
Sobre el corazón solo el amor
sobre el amor los besos
y sobre los besos tus labios.
Adolfo Lisabesky
Poeta nada lineal.
Gira el tío vivo,
gira la vida,
giran los giros.
Los poemas que me gustan
dan giros.
giran los enamorados,
dan un último giro
los difuntos.
Giran las estaciones,
giran las emociones,
giro yo cuando aún no lo era,
giras tú para volver a ser yo.
Adolfo Lisabesky
Diabético.
El azúcar de la leche condensada
entre dos galletas maría.
El de los sobres extra
que crujían entre mis dientes.
El azúcar del Colajet, del Bombón
El del osito, o el plátano o la fresa ácida.
El azúcar del cuerno de merengue, el del milhojas también de merengue.
El azúcar de ayer,
el que compartí en una plaza o en un mercado entre una bolsa atestada
de nubes.
Todo el azúcar del mundo
que hizo de mí el diabético que soy.
A toda esa azúcar que ya no volverá
le debía unos segundos de ternura.
Adolfo Lisabesky
Va en manga corta.
De pronto el sol explotando en lo alto,
como faro enorme, como un falo enorme.
Gritando luz, gritando ansia,
y Almería que siempre, siempre sabe escuchar.
Adolfo Lisabesky
Meta-verso.
No sé nada.
Desde mi casa no se ve el mar,
¿Cómo puedo hablar de sus atardeceres?
no sé nada.
Si un libro empieza aburrirme,
lo dejo por otro, tal vez mas pesado,
Si un poema, como puede ser este,
me engaña, lo abandono.
no sé nada.
Soy un ser en continua retirada,
embarcado, en una barco a medio hacer,
que dejó el fondeadero, ansioso de mar,
solo sé que no se nada,
y que Sócrates me perdone.
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