Barcos cansados sobre un mar sereno
distraen su tedio gaviotas hambrientas.
Bandadas de turistas, quinientas
ahogan sus casas, no son su terreno.
De fondo las islas, tan lejos tan cerca.
La torre testigo mudo de vidas alegres,
leyendas menores, meriendas célebres.
Ostras y mújoles que no percas.
¿Que será de ti en el frío otoño?
¿Que ocultarás cuando las miradas
regresen y la realidad se torne sueño?
¡Cuidado! unos ojos te vigilan.
Esconde bien tus secretos rojos
Adolfo Lissabesky
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