¿Por qué repetimos rotundos
las mismas imágenes recurrentes?
¿Por qué este reloj insistente
repite sus horas, minutos y segundos?
¿Por qué, relojero? ¿Por qué?
Si hay maravillas ocultas,
hay soluciones truncadas,
hay bellezas ignoradas,
hay salidas no usadas.
¿Por qué más de lo mismo
y no más de lo nuevo?
¿Por qué, amigo viejo?
Desisto pisar el mismo suelo,
renuncio a los persistentes laberintos,
dejo atrás los recodos infinitos.
Estos suelos, estos laberintos
y estos recodos nos han devorado,
han hecho de nosotros espirales,
relojes heridos, matemáticas reales.
Y quisiera ser curva no cerrada,
olvidar los segundos y hacer abstractas
las matemáticas.
Adolfo Lisabesky
No hay comentarios:
Publicar un comentario