No dejaré de votar hasta hartar la urna.
Entonces me sentiré colmado y sereno,
entonces comprenderé que ellos se turnan,
que ellos reponden al mismo dueño,
que ellos retoman lo mismo, que nunca
vuelve lo nuevo, que nuestro sueño
habrá que aplazarlo, que retumban
los sonidos y no se escuchan los ecos.
Ecos de un pueblo que grita y lucha.
Adolfo Lisabesky
A Miguel Hernández
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