No, yo no soy de los imprescindibles.
Aquellos hombres, que digo hombres:
SUPERHOMBRES,
por los que Bertold suspiraba.
Mi Lucha, no es en singular,
como la del otro Alemán,
- horrorosamente glorioso-
es un plural no mayestático
y lleno de singularidades.
¡Qué no me busquen en el seno
de un rebaño!
¡Qué no escarben en mi sombra
buscando ricos pozos de agua fresca!
Escasamente conservo unas gotas
de agua salivosa,
con las que enjuago mis sueños
con las que engaño a mi alma.
Pero si alguno de mis viejos amigos,
algunos de los que se encandilaban,
como yo, con los viejos poemas
de unos viejos camaradas,
quieren seguir cantando canciones antiguas,
prometo que mi canción no acompasada,
será suya también.
Adolfo Lisabesky (poeta absurdo, viejo y caduco)