Como descanza la luz en la Alcazaba de Almería
Dicen los expertos que es conveniente escribir para conocerse. Las fotos nos revelan cicatrices con las que no contamos. Un megáfono nos ayuda a mejorar nuestra dicción. Escribir y releerse nos ayuda a alejar determinados fantasmas.
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domingo, 28 de junio de 2015
Una Broma
Nunca me he tomado
demasiado en serio,
tal vez esa sea mi pequeña virtud.
¿Como tomar en serio,
mis lecciones?
las continuas intentonas
de dar un hueco a las mates,
entre los juegos infantiles.
¿Y mis discursos?
Diatribas que emito,
en cuanto el auditorio baja la guardia,
despliego un folio, timbreo mi voz,
mi mano temblorosa espera no ser
observada.
¿Y que decir de mis bromas?
chistes, esperpénticas anécdotas,
que algún amigo vuelve oír una y otra vez,
lo hacen-pobres-con una sonrisa entre
los labios.
¿De mi, que decir?
unos ojos ojerosos de ocre color,
el pelo que aparece donde no quiero,
y desaparece de donde tanto lo estimo,
mi barriga que viene y va
como las olas del mar.
De mis poemas, que a veces releo,
y en una decidida voluntad de hacer frente
a este otro yo,
que aporrea un teclado,
mientras los otros huyen,
o bajan la cabeza.
Estos personajes tan mal trazados,
en unos argumentos que pierden fuerza
en cada página,
pero que tendré que aguantarlos
hasta el final del libro.
Adolfo Lisabesky
demasiado en serio,
tal vez esa sea mi pequeña virtud.
¿Como tomar en serio,
mis lecciones?
las continuas intentonas
de dar un hueco a las mates,
entre los juegos infantiles.
¿Y mis discursos?
Diatribas que emito,
en cuanto el auditorio baja la guardia,
despliego un folio, timbreo mi voz,
mi mano temblorosa espera no ser
observada.
¿Y que decir de mis bromas?
chistes, esperpénticas anécdotas,
que algún amigo vuelve oír una y otra vez,
lo hacen-pobres-con una sonrisa entre
los labios.
¿De mi, que decir?
unos ojos ojerosos de ocre color,
el pelo que aparece donde no quiero,
y desaparece de donde tanto lo estimo,
mi barriga que viene y va
como las olas del mar.
De mis poemas, que a veces releo,
y en una decidida voluntad de hacer frente
a este otro yo,
que aporrea un teclado,
mientras los otros huyen,
o bajan la cabeza.
Estos personajes tan mal trazados,
en unos argumentos que pierden fuerza
en cada página,
pero que tendré que aguantarlos
hasta el final del libro.
Adolfo Lisabesky
jueves, 25 de junio de 2015
Buñuelos de viento
¿De que están hechas las palabras
que no dicen nada?
Del aire perdido de un globo
tristemente desinflado,
De las cintas multicolores
de un pueblo en fiestas.
De un mar sin isla en su horizonte,
del agua de un río que no encuentra
el mar.
Por eso es a veces mejor callar,
hacer descansar a las palabras,
esas que dicen y dañan,
esas que cantan y descansan
en tu regazo.
"Durante el otoño, repleta el alma de arena,
completo el estanque de sal,
me volveré a tus ojos para llenarlos
de palabras vacías"
¿Qué contiene un cuerpo en tránsito?
Unas olas sin dueño,
un traje de noche por estrenar,
la vereda que abandonamos,
la senda perdida donde me encuentro.
los ocultos deseos prendidos
a tu cintura.
Gastadas la palabras que salen del alma,
que ingenuas quisieron cambiar la vida,
vuelvo a los grises artículos
de un poema abortado.
Adolfo Lisabesky
que no dicen nada?
Del aire perdido de un globo
tristemente desinflado,
De las cintas multicolores
de un pueblo en fiestas.
De un mar sin isla en su horizonte,
del agua de un río que no encuentra
el mar.
Por eso es a veces mejor callar,
hacer descansar a las palabras,
esas que dicen y dañan,
esas que cantan y descansan
en tu regazo.
"Durante el otoño, repleta el alma de arena,
completo el estanque de sal,
me volveré a tus ojos para llenarlos
de palabras vacías"
¿Qué contiene un cuerpo en tránsito?
Unas olas sin dueño,
un traje de noche por estrenar,
la vereda que abandonamos,
la senda perdida donde me encuentro.
los ocultos deseos prendidos
a tu cintura.
Gastadas la palabras que salen del alma,
que ingenuas quisieron cambiar la vida,
vuelvo a los grises artículos
de un poema abortado.
Adolfo Lisabesky
miércoles, 17 de junio de 2015
Bandas de papel
Hoy quiero hacer un poema,
hoy que unas sonrisas me auparon
a la punta de una
rama,
hoy sí, hoy no quiero ser comedido,
quiero hacerme
gigante
salir del rincón del ocaso cotidiano,
instalarme en el amanecer adolescente.
No me importa caer de repente,
de esta estúpida nube,
de esta sonrisa hiriente,
que sacaría de quicio a cualquiera,
incluso a mi.
Pero hoy soy un alegre arquitecto,
un orgulloso alfarero,
y el alma recuerda porque un día
quise ser
marinero.
¡Ay verso libre! que navegas en los
días
de esperanza, pizza y merendola,
que agarras el hombro del hombre
para hacerlo niño, niño con corbata.
No te alejes de mi, recuerda
que solo soy un aspirante a maestro.
Adolfo Lisabesky
lunes, 15 de junio de 2015
Josefina Manresa
Es la mirada del niño,
que huía del rebaño,
desde Orihuela, miraba el mundo,
desde la cárcel, la pintó Vallejo.
En casa falta esa mirada,
que vio la muerte en Teruel,
que lanzaba poemas,
por "encima de los fusiles
y en medio de la batallas"
Y en este recuerdo
quisiera descansar su derrota,
pero pesa tanto,
la falta de libertades,
la muerte de un sueño,
y la cárcel...
como la imagen viva de España.
Pasas la yema de los dedos,
sobre el retrato,
como antes sobre su propia piel,
te paras en sus labios,
miras el mentón apretado,
los pómulos angulosos
que atrapabas con tus manos.
y entre tus suspiros
nace un poema:
Déjate poeta, los versos en el poema
olvida, soldado, el fusil en la trinchera,
hagamos un cuerpo, amante, un cuerpo
para una primavera.
Adolfo Lisabesky
que huía del rebaño,
desde Orihuela, miraba el mundo,
desde la cárcel, la pintó Vallejo.
En casa falta esa mirada,
que vio la muerte en Teruel,
que lanzaba poemas,
por "encima de los fusiles
y en medio de la batallas"
Y en este recuerdo
quisiera descansar su derrota,
pero pesa tanto,
la falta de libertades,
la muerte de un sueño,
y la cárcel...
como la imagen viva de España.
Pasas la yema de los dedos,
sobre el retrato,
como antes sobre su propia piel,
te paras en sus labios,
miras el mentón apretado,
los pómulos angulosos
que atrapabas con tus manos.
y entre tus suspiros
nace un poema:
Déjate poeta, los versos en el poema
olvida, soldado, el fusil en la trinchera,
hagamos un cuerpo, amante, un cuerpo
para una primavera.
Adolfo Lisabesky
sábado, 13 de junio de 2015
Y de repente, el verano
Nosotros los de entonces,
ya no somos los mismos,
decía Neruda,
Ya no somos gigantes,
aunque midamos lo mismo
ustedes algo crecieron.
Ya no somos seres perfectos,
lo siento, pero mis fallos
los aprecio tanto
que no quise esconderlos.
Ya la inocencia inició su huida,
pero no la perdáis de vista,
en los tiempos de listos y canallas
es un oasis de belleza.
Ya los amigos hablan mas de lo que cuentan,
en sus continuas historias
el rincón de los adultos es tan pequeño
que no cabe el abrazo ni el llanto.
Ahora que no sois niños, ni adolescentes
que no sé lo que sois,
que en vuestros ojos solo hay preguntas
que mis respuestas se hicieron pequeñas,
ahora, solo me queda caminar,
caminar junto a vosotros,
por si acaso pudieramos necesitarnos.
Adolfo Lisabesky
ya no somos los mismos,
decía Neruda,
Ya no somos gigantes,
aunque midamos lo mismo
ustedes algo crecieron.
Ya no somos seres perfectos,
lo siento, pero mis fallos
los aprecio tanto
que no quise esconderlos.
Ya la inocencia inició su huida,
pero no la perdáis de vista,
en los tiempos de listos y canallas
es un oasis de belleza.
Ya los amigos hablan mas de lo que cuentan,
en sus continuas historias
el rincón de los adultos es tan pequeño
que no cabe el abrazo ni el llanto.
Ahora que no sois niños, ni adolescentes
que no sé lo que sois,
que en vuestros ojos solo hay preguntas
que mis respuestas se hicieron pequeñas,
ahora, solo me queda caminar,
caminar junto a vosotros,
por si acaso pudieramos necesitarnos.
Adolfo Lisabesky
jueves, 11 de junio de 2015
Heterodoxia IV
Cuando grito, mi calle, educada
me devuelve un eco,
me gusta el eco de mi calle,
no lo cambiaría por el mas sabio
de todos los filósofos.
Cuando canto, el coro repite mi estribillo,
que dulce melodía,
no la cambiaría por el canto del jilguero
que anuncia la primavera
a sus mil maneras.
Cuando hablo, el tono de mi voz se quiebra,
tartamudeo, desconciertan mis voces,
mis distintos yo, discuten entre ellos,
y en esa discrepancia nace mi locura.
Hace tanto tiempo que nadie
encuentra razones a lo que digo,
que va siendo hora de colgar mi orgullo,
ponerlo a secar junto a mi cordura.
Adolfo Lisabesky
me devuelve un eco,
me gusta el eco de mi calle,
no lo cambiaría por el mas sabio
de todos los filósofos.
Cuando canto, el coro repite mi estribillo,
que dulce melodía,
no la cambiaría por el canto del jilguero
que anuncia la primavera
a sus mil maneras.
Cuando hablo, el tono de mi voz se quiebra,
tartamudeo, desconciertan mis voces,
mis distintos yo, discuten entre ellos,
y en esa discrepancia nace mi locura.
Hace tanto tiempo que nadie
encuentra razones a lo que digo,
que va siendo hora de colgar mi orgullo,
ponerlo a secar junto a mi cordura.
Adolfo Lisabesky
martes, 9 de junio de 2015
Equidistancias
Hace frío en la equidistancia,
mucho frío en el neutro
punto medio, allí en los albores del cero
nada me devuelve a la vida,
ni hacer malabarismos
en un alambre de espinos,
la sutileza, el afinado punto intermedio,
son lugares que nunca me dieron cobijo.
Correr
en defensa a ultranza
de un sueño, de la apuesta
con un cielo que creíamos era azul
cuando en nuestra fotografía,
el único azul era el de tus ojos.
En mis orejas el mercurio
marca la lejanía con la moderación,
entonces sé que volveré a perder
la batalla contra uno mismo .
Solo queda planificar dignamente
la huida.
Correr, eso sí, esta vez por la calle de en medio.
Adolfo Lisabesky
mucho frío en el neutro
punto medio, allí en los albores del cero
nada me devuelve a la vida,
ni hacer malabarismos
en un alambre de espinos,
la sutileza, el afinado punto intermedio,
son lugares que nunca me dieron cobijo.
Correr
en defensa a ultranza
de un sueño, de la apuesta
con un cielo que creíamos era azul
cuando en nuestra fotografía,
el único azul era el de tus ojos.
En mis orejas el mercurio
marca la lejanía con la moderación,
entonces sé que volveré a perder
la batalla contra uno mismo .
Solo queda planificar dignamente
la huida.
Correr, eso sí, esta vez por la calle de en medio.
Adolfo Lisabesky
domingo, 7 de junio de 2015
Delirios de poesía
Habla tu piel un lenguaje
que no enseñan en los colegios,
pareciera decirme que las esperas
hacen de los recuerdos, leyendas.
Desde las nubes se ven hormigas
en todas las almas,
agetreadas por un diluvio que nunca llega,
llenan el hormiguero de insulsas
banalidades.
La cáscara de pipa que tomabas nerviosa,
en el parque de los desencuentros,
la miga de pan del bocadillo de caballa
que vendían en la cantina de mi colegio,
el azúcar caído de un desayuno,
con tostada quemada, leche derramada,
y café estampado contra la pared.
¿Dónde guardarán las hormigas
sus migas de pan?
Camino despacio en un barrio en obras,
de una ciudad en obras, en un país parado.
La barra de puntos, ahora de cantos,
no entiendo nada, por eso quisiera perderme
en tu piel.
Hacerme pequeño,
para pasar por el ojal de tu camisa,
saberte montaña, y yo explorador,
cielo y yo gaviota
mar y yo pescador,
banco astillado y yo paloma,
mirarte cuadro para soñarme pintor.
Soñar dias azules
sobre un lienzo lleno de grises.
Adolfo Lisabesky
que no enseñan en los colegios,
pareciera decirme que las esperas
hacen de los recuerdos, leyendas.
Desde las nubes se ven hormigas
en todas las almas,
agetreadas por un diluvio que nunca llega,
llenan el hormiguero de insulsas
banalidades.
La cáscara de pipa que tomabas nerviosa,
en el parque de los desencuentros,
la miga de pan del bocadillo de caballa
que vendían en la cantina de mi colegio,
el azúcar caído de un desayuno,
con tostada quemada, leche derramada,
y café estampado contra la pared.
¿Dónde guardarán las hormigas
sus migas de pan?
Camino despacio en un barrio en obras,
de una ciudad en obras, en un país parado.
La barra de puntos, ahora de cantos,
no entiendo nada, por eso quisiera perderme
en tu piel.
Hacerme pequeño,
para pasar por el ojal de tu camisa,
saberte montaña, y yo explorador,
cielo y yo gaviota
mar y yo pescador,
banco astillado y yo paloma,
mirarte cuadro para soñarme pintor.
Soñar dias azules
sobre un lienzo lleno de grises.
Adolfo Lisabesky
martes, 2 de junio de 2015
Adios Lizano
A estas alturas aun no se ha inventado
la idea higiénica
la que nos limpiara de tanta mierda.
No, ni sé si soy curvo o recto,
demasiados días haciendome pasar por pastor,
que olvidé mi curva a los pies de un rebaño.
Y me bajé de los caballitos,
que daban ingenuas vueltas,
que subían y bajaban,
que me traían de vuelta mi niñez.
Me he creído, profesor, poeta, matemático,
sindicalista.... y hasta pintor,
tantas cosas me he creído ser
que olvidé ser mamífero,
para verme uniformado,
junto a unos iguales, distintos de otros.
Ahoro en este meso donde mi ordenadora
fatigada espera que salga el Luno,
para ver en sus cráteres El Poemo de Lizana,
lloro los poemas que El capitán no escribió
porque el capitán no era el mar, ni el mal
el capitán era él, del que me hice poeta-dependiente,
el culpable de que mi alma se enrocara en la poesía.
El que ha muerto dejando huérfano
el anarquismo real poético.
Adolfo Lisabesky
la idea higiénica
la que nos limpiara de tanta mierda.
No, ni sé si soy curvo o recto,
demasiados días haciendome pasar por pastor,
que olvidé mi curva a los pies de un rebaño.
Y me bajé de los caballitos,
que daban ingenuas vueltas,
que subían y bajaban,
que me traían de vuelta mi niñez.
Me he creído, profesor, poeta, matemático,
sindicalista.... y hasta pintor,
tantas cosas me he creído ser
que olvidé ser mamífero,
para verme uniformado,
junto a unos iguales, distintos de otros.
Ahoro en este meso donde mi ordenadora
fatigada espera que salga el Luno,
para ver en sus cráteres El Poemo de Lizana,
lloro los poemas que El capitán no escribió
porque el capitán no era el mar, ni el mal
el capitán era él, del que me hice poeta-dependiente,
el culpable de que mi alma se enrocara en la poesía.
El que ha muerto dejando huérfano
el anarquismo real poético.
Adolfo Lisabesky
lunes, 1 de junio de 2015
Gestos y gesto
En tus gestos vive el baile de tu infancia,
los días de las experiencias jamas contadas,
los sonetos que nunca has escrito.
En tu gesto... todo el mar,
Pinos y Robles que dejaste atrás,
tan lejos.
De tu vida sé muy poco,
de ti lo sé todo.
Conozco tus puentes, tus cimas y valles,
los ríos que estás dispuesta a cruzar,
las calles que quieres transitar,
el bosque que conforman tus principios,
el llanto oculto de tus desvelos.
Pero estos versos que escribo
y nunca te leeré, los hago
para salvar el sortilegio
de tu mirada.
Adolfo Lisabesky
los días de las experiencias jamas contadas,
los sonetos que nunca has escrito.
En tu gesto... todo el mar,
Pinos y Robles que dejaste atrás,
tan lejos.
De tu vida sé muy poco,
de ti lo sé todo.
Conozco tus puentes, tus cimas y valles,
los ríos que estás dispuesta a cruzar,
las calles que quieres transitar,
el bosque que conforman tus principios,
el llanto oculto de tus desvelos.
Pero estos versos que escribo
y nunca te leeré, los hago
para salvar el sortilegio
de tu mirada.
Adolfo Lisabesky
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