¿Qué vas hacer Jean?
Ni se te ocurra coger los pinceles,
ese atardecer ya lo pintó un Renoir.
Tal vez en ese bote, amenazado
por el taciturno sol, estabas tú.
Zozobra, mar y óleos.
Preferiste la gran guerra
al gran estudio paterno.
¿Qué vas hacer Jean?
Ahora que vuelves a casa,
y la mano temblorosa de tu padre
sigue siendo tan fecunda,
que pinta en cada grito de dolor
su ultima gran obra.
Pero en ti los pinceles
no tuvieron cobijo.
¿Podrás algún día dibujar
el cielo en el mar?
Abandona la idea,
este mar de Padre, es de muy señor mio.
en él se pone el sol, y también la vida.
el bote es nuestra única esperanza.
Eso es, busca un bote donde subirte,
donde las imagenes no estén secuestradas
por aceites, óleos y pinceles.
Algo has visto a la vuelta del infierno
en un sala parisina.
Adolfo Lisabesky
Dicen los expertos que es conveniente escribir para conocerse. Las fotos nos revelan cicatrices con las que no contamos. Un megáfono nos ayuda a mejorar nuestra dicción. Escribir y releerse nos ayuda a alejar determinados fantasmas.
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lunes, 29 de diciembre de 2014
martes, 23 de diciembre de 2014
Silencio
¡Quiero el silencio maestro!
Que se oiga el latido de una mosca.
Que se oiga el latido de una mosca.
Ah ¿Qué las moscas no tiene
corazón?
Yo las he visto amar
Yo las he visto amar
en medio de los tedios estivales,
celebrando su amor
por encima de nuestras
celebraciones.
¡Qué se calle todo el mundo!
¡Qué se calle todo el mundo!
Para empezar a oír al mundo latir.
¿Cómo?¿Qué el mundo no late?
Pues llevarme a la luna,
hace tanto tiempo que el Apolo
abandonó su Luna.
Llevarme medio muerto,
Llevarme medio muerto,
dejar que unos gusanos lunáticos
consuman alegres mi cuerpo.
¡Qué no se oiga un alma!
Ah ¿Qué las almas no hablan?
Y esa voz que retumba en mi cabeza:
Camina, camina, camina,
Navega, navega, navega.
¿Qué es,
Ah ¿Qué las almas no hablan?
Y esa voz que retumba en mi cabeza:
Camina, camina, camina,
Navega, navega, navega.
¿Qué es,
el eco del primer caminante,
los llantos del último navegante?
¡Dejen de gritar los mercaderes!
Ah, claro estos sí que hablan, gritan.
Venden su mercancía
a los pobres su pobre pan
a los ricos su caviar.
Pues que se vayan del templo,
Pues que se vayan del templo,
que callen,
que compren con lo ganado,
su futuro y dejen las plazas vacías.
Pareciera que el silencio
se hubiera escondido en nuestros días.
Adolfo Lisabesky
Adolfo Lisabesky
sábado, 20 de diciembre de 2014
Rincones
Los rincones en una casa llena de hermanos,
se oyen los ecos de la vida, la sal de la comida,
proyectos anticipos de una vida futura.
Los rincones del colegio, oasis de libertad,
patio, amigo, confidencia y cantina.
Rincones, habitáculos donde vive mi soledad.
Nuestro rincón en donde soportamos
el asedio terrible de los que arañaban
nuestra complicidad.
El rincón de los que no tenían rincón,
amontonados en el rincón no elegido.
Soleados rincones, oscuros, sombríos, alegres,
desterrados, apartados, pertrechados de pelota,
humo, cigarrillo, copa, libro, apuntes, espadas, hilo,
mascara, pasillo, colores, laminas, cuartillas...
Rincones de verano, de navidad, de fin de semana,
rincones que no tienen dirección ni palabra,
que los habitan los enamorados, los olvidados,
y los que no dejaron la infancia en la puerta de un colegio.
Y ahora que no sé cual es mi rincón,
que escapé de todos los rincones,
tengo frío, acecha la melancolía
que hace de mis antiguos rincones
Paraísos terrenales.
Adolfo Lisabesky
se oyen los ecos de la vida, la sal de la comida,
proyectos anticipos de una vida futura.
Los rincones del colegio, oasis de libertad,
patio, amigo, confidencia y cantina.
Rincones, habitáculos donde vive mi soledad.
Nuestro rincón en donde soportamos
el asedio terrible de los que arañaban
nuestra complicidad.
El rincón de los que no tenían rincón,
amontonados en el rincón no elegido.
Soleados rincones, oscuros, sombríos, alegres,
desterrados, apartados, pertrechados de pelota,
humo, cigarrillo, copa, libro, apuntes, espadas, hilo,
mascara, pasillo, colores, laminas, cuartillas...
Rincones de verano, de navidad, de fin de semana,
rincones que no tienen dirección ni palabra,
que los habitan los enamorados, los olvidados,
y los que no dejaron la infancia en la puerta de un colegio.
Y ahora que no sé cual es mi rincón,
que escapé de todos los rincones,
tengo frío, acecha la melancolía
que hace de mis antiguos rincones
Paraísos terrenales.
Adolfo Lisabesky
sábado, 13 de diciembre de 2014
Las siete y media en Almería
A estas horas la ciudad es solo un proyecto
el rocío un manto de agua para su nacimiento.
En algunos bares una tímida luz
espera el momento en que la ciudad despierte.
Pero yo ya desperté hace tanto tiempo,
no tengo cuento para mi sueño,
no tengo pesadillas para mis vidas,
solo tengo dudas,
envueltas en una frágil seguridad:
El destino es un ser voluble,
entregado al mejor postor.
Adolfo Lisabesky
el rocío un manto de agua para su nacimiento.
En algunos bares una tímida luz
espera el momento en que la ciudad despierte.
Pero yo ya desperté hace tanto tiempo,
no tengo cuento para mi sueño,
no tengo pesadillas para mis vidas,
solo tengo dudas,
envueltas en una frágil seguridad:
El destino es un ser voluble,
entregado al mejor postor.
Adolfo Lisabesky
jueves, 11 de diciembre de 2014
Oigo trotar a un toro
Un toro negro mal encarado
anda buscando mi trasero.
siento su turbio anhelo ,
el helor frio de su rostro,
los pasos dados tras los míos.
Pero cuando sus ansiosas astas
tratan de alcanzarme
detengo mis días,
los minutos desaparecen,
el toro, hermano del de guisando,
medio piedra,
medio sueño,
media vida,
se esfuma con el humo de sus
resoplidos.
Y respiro, tras mis jadeos,
la sonrisa idiota del que piensa,
que ha sobrevivido a San Fermín.
Adolfo Lisabesky
Adolfo Lisabesky
domingo, 7 de diciembre de 2014
Tardus Mérula
La reista Mirlo ha editado una antología poética en la que- no sé
porque- incluye un poema plástico de Adolfo lisabesky. Cuesta 12 Euros, y
este es el poema
Enlace del poemario
http://revistamirlo.wordpress.com/2014/12/04/turdus-merula-antologia-poetica/
sábado, 6 de diciembre de 2014
Se me olvidó
Cuando alguien ha querido
deseado,
amado,
necesitado,
a otro alguien,
con cierta irregularidad
saltan los pequeños duendes
del recuerdo,
se suceden entonces
como en una película en blanco y negro
imágenes,conciertos, playas,
bibliotecas, discotecas, bares, cines
de verano.
No se conforman estos duendes
No se conforman estos duendes
con el sabor agridulce de la nostalgia,
cantan en la hoguera del olvido
hasta hacerlo desaparecer.
En su lugar el piano de Bebo Valdés
y la voz de Diego “El Cigala”:
“Se me olvido que te olvidé”
“Se me olvido que te olvidé”
Adolfo Lisabesky
martes, 2 de diciembre de 2014
Perdón
No sé hacer las cosas peor,
ojalá supiera,
ojalá pudiera,
pero no sé, ni siquiera mejor.
No sé, no sé, no sé.
Me escudo tras los arboles alcanzados,
son toda mi vestimenta,
nada más tengo,
¡No me la arranquéis!
Dejad los mordiscos para otra pieza,
mi carne está tan dura.
Pero es sólo mi carne,
mi alma no camina sino vuela,
mi mirada es en mi generosa,
no debiera serlo tanto.
Perdonarme, caminantes
no sabría caminar grácilmente
mi andar es una torpe secuencia
de pasos mal dados.
A veces me caigo,
cuando camino me acuerdo
de mi estampa en el suelo,
de un cuerpo inútil, yerto.
Pero mi inconsciencia sigue camino
creo que lo hace sin otro motivo
que encontrar otro árbol
donde volver a trepar.
Adolfo Liabesky
ojalá supiera,
ojalá pudiera,
pero no sé, ni siquiera mejor.
No sé, no sé, no sé.
Me escudo tras los arboles alcanzados,
son toda mi vestimenta,
nada más tengo,
¡No me la arranquéis!
Dejad los mordiscos para otra pieza,
mi carne está tan dura.
Pero es sólo mi carne,
mi alma no camina sino vuela,
mi mirada es en mi generosa,
no debiera serlo tanto.
Perdonarme, caminantes
no sabría caminar grácilmente
mi andar es una torpe secuencia
de pasos mal dados.
A veces me caigo,
cuando camino me acuerdo
de mi estampa en el suelo,
de un cuerpo inútil, yerto.
Pero mi inconsciencia sigue camino
creo que lo hace sin otro motivo
que encontrar otro árbol
donde volver a trepar.
Adolfo Liabesky
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